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sábado, 21 de agosto de 2010
Sobre la motivación
Porqué es tan difícil hacer que los estudiantes razonen… que le importe…. que se comprometan?
Esta pregunta la formula el autor E. Barkley y me propongo responderla a continuación.
Como docentes muchas veces nos sentimos frustrados o molestos por no recibir la reacción esperada sobre una actividad en particular. Muchas veces, “culpamos” a los estudiantes de es falta de respuesta, pero ¿nos hemos detenido a pensar en que tal vez no son ellos si no más bien nosotros los del “problema”?.
Sí, existe esa posibilidad. El docente es esencial para el proceso de aprendizaje de sus alumnos, no por ser el que conoce del tema o domina el mismo, sino por ser el instrumento de inspiración. En las propuestas de aprendizaje que planeamos también plasmamos nuestras emociones, nuestro compromiso y pasión por lo que hacemos. Es desde allí que empezamos a motivar a nuestros alumnos, le impulsamos a querer saber más, incluso a buscar una forma de cuestionar nuestras ideas. La forma en que el docente presenta el tema, implica también que disfruta del mismo y logra transmitir esa emoción a ellos. Si el alumno percibe el entusiasmo del docente, su compromiso irá aumentado y, a la vez, su desempeño.
Por otro lado, un factor sumamente importante es el de crear un sentido de comunidad (Barkley). Esto nos lleva a involucrarnos con los alumnos; ellos se sentirán como parte de un grupo en el que se les respeta, se les toma en cuenta, se les escucha y en el que pueden expresar sus ideas con libertad.
Cabe destacar que el equipo que se forma entre el alumnado y el profesor es interesante; en este equipo todos contribuyen y se sienten comprometidos con el mismo. Aquí se construye pensamiento, se buscan soluciones, se exploran teorías y, por qué no, se proponen nuevas.
El estudiante que se siente con la libertad de intercambiar opiniones, de hacer y recibir critica constructiva, va a ir incrementado su nivel de compromiso y su conocimiento de su propio proceso educativo.
La motivación es el ingrediente primordial para el éxito académico. Con este ingrediente el proceso de aprendizaje es activo y real. El estudiante motivado incorpora la nueva información y le encuentra sentido, hace analogías y la entrelaza con información previamente aprendida.
Por lo tanto, el docente se debe comprometer a ofrecer experiencias de aprendizaje que sean retadoras, que tengan un significado real y que sean divertidas para obtener mejor resultado.
Finalmente, Barkley menciona que el docente debe lograr que el alumno entienda que solo él tiene el poder de ser un participante activo de su propio proceso de aprendizaje, y, de esta manera, dejar de ser un simple observador pasivo. Ahora le preguntó ¿Qué tan motivado se siente hoy?
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